El sábado 9 de noviembre se llevó a cabo la undécima marcha del orgullo disidente, la concentración inició a las 16:30 en la intersección de General Paz y Tablada. Entre probarnos ropa y raparnos la cabeza con mis amigxs, llegamos un poco tarde, por lo que decidimos tomarnos un taxi, mala idea. Nos subimos al auto y el taxista nos preguntó lógicamente a donde nos dirigíamos, por lo que mi amiga le indicó el lugar de concentración de la marcha, pero le advirtió de tomar otra ruta por temor a que se encuentre todo cortado. El corto trayecto consistió en el taxista cuestionando el derecho a la huelga de los ciudadanos, dimos por hecho de que era un fiel oyente de Cadena 3.
Al llegar, nos topamos inmediatamente con un océano muy colorido de gente y el camión de los putos y tortas peronistas, que llevaba una gran barredora con un curioso dibujo de Evita y Cristina Fernández besándose. Nos quedamos un rato a contemplarlo y claramente no éramos lxs únicos que decidieron hacerlo. Posteriormente nos dirigimos al camión de la asamblea de tortas, que por primera vez encabezaron la marcha. Allí nos encontramos a nuestros conocidxs y mis amigxs procedieron a pintarse. Aquella situación me dio pie para analizar a esa masa de gente, que entre glitter, banderas y carteles, profesaban su orgullo y visibilizaban las diferentes problemáticas que atraviesan al colectivo. La consigna era clara: “a la disidencia la atraviesa la emergencia, ganemos las calles hasta que el orgullo venza”. Dentro de los diversos reclamos que enmarcaban la marcha, los que más pude observar en carteles, barredoras y camiones, fueron los de inclusión laboral y jubilatoria trans y travesti, una nueva ley de VIH, implementación de la ESI y por el desfinanciamiento de la salud que repercute seriamente en los cócteles antivirales y los tratamientos de hormonas.
La marcha comenzó a las 18 aproximadamente, constaba de 6 colectivos y diferentes columnas, dentro de las cuales se encontraban los “varones trans y familias”, donde había una pequeña niña trans acompañada de su madre y su padre, los 3 tenian carteles y eran muy fotografiadxs. La niña era tímida y no se sentía muy cómoda con la exposición, por lo que le pedí permiso para sacarle una foto y accedió, era muy dulce.
Decidí dar una vuelta para poder observar con detalle lo que estaba aconteciendo, por lo que me dirigí hacia el fondo de la marcha, donde había un camión de “osos” bailando al ritmo de Beyoncé. Mientras contemplaba aquella escena, eran casi las 19 y ví descender de un camión a militantes de la Franja Morada, quienes aparentemente decidieron encolumnarse al fondo de la marcha dos horas más tarde que el resto. Como no tenía nada que hacer allí, me sumergí de nuevo en ese tumulto multicolor de gente, para dirigirme hacia el principio de la marcha, el camión de las lesbianas.
Durante el trayecto tuve una pequeña parada en el camión de la Mesa LGBTIQ+, ya que era el que más gente y fiesta tenia. Me recibieron con espuma loca, glitter y Britney Spears, no podía pedir más. Alrededor del camión se encontraban diferentes Drag Queens que no paraban de bailar, al lado habían personas vestidas enteramente de trajes de látex, hacían 30° grados y me sorprendió el hecho de que no tenían ni una gota de sudor.
Al llegar al camión de la Asamblea de Lesbianas, ya estaba por terminar la marcha y todxs se colocaron para sacar una gran foto junto a su barredora que decía: “basta de lesbodio”. Inmediatamente aparecieron dos motos, ambas repletas de pasajerxs y comenzaron a dar vueltas en frente de la barredora, me tomó unos segundos para darme cuenta que eran parte de la foto. Cuando terminó aquella secuencia, la gente comenzó a bailar y gritar, habíamos llegado al escenario, donde diferentes referentes de organizaciones sociales y partidos políticos leyeron un documento, dándole pie a lxs diversos artistas que tocaron en el cierre, entre ellxs hubo grupos de rap, coros y bailarinxs.
Hacía mucho calor y no parecía cesar, eran ya casi las 22 y tenía un recital que atender, por lo que decidí que era momento de volverme, junto a mis amigxs, de aquella marcha que jamás decepciona y va mutando año a año. Llegando a mi destino me di cuenta que estaba repleta de brillos, hasta en los lugares más recónditos, ese hecho me hizo dar cuenta de que definitivamente había sido una buena marcha.