Los días 31 de mayo, 1 y 2 de junio se desarrollaron las elecciones en la UNC. La Facultad de Comunicación eligió a su centro de estudiantes. Arcilla La Bisagra sigue siendo la conducción de este último y tendrá un año más de mandato. Siempre se repite una pelea mientras se espera por los resultados.
Estas elecciones llegan a su fin, faltan pocos minutos para que terminen. Fueron jornadas de repetir incansablemente “¿Votas en comunicación?”, dormir poco y comer mal. Ya pasaron casi tres días y ahora el reloj no pasa más, en eso coinciden todas las organizaciones presentes. Son cinco: Arcilla (naranja), Caleuche (verde), Sur (rosa), La Marea (rojo) y Franja Morada. Los últimos segundos antes de las 20 son de una relativa camaradería, las chicanas se escondieron y cuando se hace la hora señalada, empieza el ritual.
“Vamos arcilla no podemos perder, quiero que ganes de vuelta” es el primer grito de guerra. En el otro bando el clima es más tranquilo. La franja escucha “el bar” de Tini con poco entusiasmo. Los troskos piden puchos y Sur dobla sus banderas. Caleuche recuerda a Fidel y un pequeño grupo de personas se acerca tímidamente a esperar que empiece el show.
“Cansadísima estoy” afirma entre risas Juli Varela de Franja Morada. A los pocos segundos se da un hecho extraño en el contexto, Juli se abraza con Cris Tolotti (Arcilla). No se escucha lo que dicen, pero hay sonrisas. Unos minutos más tarde harán lo mismo Juampe Molinero (Arcilla) con Nico Nasif (Franja).El patio interno de la FCC se pinta de morado y los cantos festejando el rectorado de Jhon Boretto se escuchan más fuerte. Por el pasillo que conduce a ese ring avanza una marea naranja que trae en su cabecera tres vasos de vino. Entre la sed de alcohol de tres días y la ansiedad de la pelea que se avecina, parece como si ese vino con hielo fuera sangre morada que toman para provocar a sus adversarios.
Es imposible escuchar que canta cada facción, sobre todo porque más de la mitad de los militantes está aprendiendo las canciones en ese momento. Cuando acusan a la franja morada de ser “la dictadura”, la tensión sube y las amenazas de violencia se dan cara a cara con una distancia que no sabe de covid. Facu Sanchez se abre su campera violeta y avanzando como para tirar un lateral le pregunta al malón naranja que opina de la corrupción kirchnerista.
El momento crucial empezó: seis fiscales de distintas organizaciones sacan boletas de las urnas y las cuentan frente a la mirada de ellos mismos. Observar esa escena es casi imposible porque los militantes de Arcilla se subieron arriba de otros y formaron una pared humana. Nadie va a cantar si esos cinco muchachos no dan la orden. Pero también hay otra dificultad: el ambiente se llenó de humo violeta que sale de dos bengalas. Es asfixiante y es el único momento en el cual algunas personas usan su barbijo.Las seis urnas se contaron rápido, pero ahora llega el momento de anunciar los números que van mesa a mesa.
El mecanismo siempre es igual: se anotan cuántos votos sacaron casi todas las orgas, después los de la Franja y por último los de Arcilla. Es en este momento cuando los gritos e insultos se incrementan.
Ya van anotadas cuatro mesas y Nacho Bustos de Arcilla confirma que el triunfo es por “alta diferencia”. Mientras que Nico Nasif aunque admite la derrota en su tono celebra el lugar obtenido porque este año es fruto de su esfuerzo, el año pasado opina que se lo “habían regalado” las otras organizaciones.
El final es mucho menos emocionante que todo lo vivido anteriormente. “Luchi presidenta” cantan los naranjas, se sacan fotos y bailan. La franja deja su lugar y enfila hacia económicas donde festejará con el rector electo.
La fiesta sigue en otros lugares, la FCC cierra porque son la 1 del viernes y ya son tres horas extras para el personal no docente.A partir de mañana nadie se saludará ni volverán a decirse tantas cosas en la cara. Solamente queda esperar un año para volver a vivir la pelea en Comunicación.