España, trabaja buscando nuevos métodos para el futuro de la educación: uno de cada tres jóvenes deja sus estudios antes de acabar la enseñanza secundaria.
La sociedad está conmocionada al ver como en un gran porcentaje, los adolescentes dejan los estudios y carecen del mínimo interés, aún a sabiendas que en la educación reside el futuro de un país. Tras investigaciones permanentes sobre el modelo tradicional de enseñanza, se pone en tela de juicio y se sigue cuestionando si es el correcto y acorde a los tiempos que vivimos, si estamos alcanzando los objetivos de una buena forma de educar. Se cree que la base de una buena enseñanza comienza desde jardín, ya que los niños están ansiosos por aprender; y estas insaciables ganas de saber y aprender se extienden hasta tercer grado de la escuela primaria. A partir de allí comienza el desinterés del alumno y se cuestiona al niño por su desinterés o falta de entusiasmo frente al “saber”… es ahí donde debemos reconocer que los procedimientos o instrumentos utilizados en la educación no son los óptimos ya que ha cambiado el entorno en el que viven, los impactos visuales de los que disponen y una escuela que hace años quedó obsoleta. Ante esta enseñanza considerada arcaica, los Jesuitas han roto con el modelo tradicional, emprendiendo gradualmente un cambio en sus colegios, en los que acabarán con las clases magistrales en las que el contacto profesor-alumno resulta inabordable.
El nuevo sistema educativo que cobra impulso en Cataluña, donde mayoritariamente están asentados los establecimientos pertenecientes a la Compañía de Jesús, hay aulas con sillones para leer, los estudiantes deciden cuándo salir al patio, comienzan la jornada con 20 minutos de reflexión para plantearse los retos de ese día, no existen los exámenes, ni deberes para casa, se eliminan las asignaturas, los horarios y los despachos de los tutores están integrados en el aula y son totalmente transparentes.
Este proyecto se conoce como «Horizonte 2020», y pretende crear la escuela del futuro. «Y eso requiere un cambio radical», explica el director general de la Fundació Jesuïtes Educació, Josep Menéndez. Un cambio sobre el que llevan trabajando desde 2009.
Menéndez acota que los alumnos van a la escuela pero no aprenden para vivir en un mundo incierto y cambiante. Necesitan habilidades y competencias para formar su proyecto vital, ser más protagonistas en su proceso de aprendizaje. Seis horas al día sentado de manera disciplinada mirando al profesor no lo aguanta ni un adulto, agregando también que los niños le pedían aulas de colores y sillones para llevar a cabo las actividades y sentirse como en casa. No obstante, se trabaja dando prácticos y exponiendo sobre un tema que abarca todas las materias, también hay clases magistrales de 20 a 30 minutos para explicar un tema clave y las notas son valoraciones cualificadas donde avisan a los padres el desarrollo y el desenvolvimiento del alumno en clases.
Concluyendo, muchas regiones o provincias de España quieren incluir esta nueva perspectiva educacional en sus escuelas ya que se cree satisfactorio tanto para el dictado de clases del profesor y para el alumno, al propiciar un ambiente de creatividad, confianza y curiosidad donde los chicos están interesados en aprender y desenvolverse en este ámbito. ¿Por qué no inculcar este método en nuestro país?
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