Charlamos con María Fernanda Bratti acerca de su investigación sobre cómo el periodismo cordobés trata los femicidios y crímenes de odio ocurridos en la provincia.
Desde 2010, leyes como la de Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género, Ley Micaela o la de Interrupción Voluntaria del Embarazo institucionalizaron esfuerzos y luchas que buscan mejorar la calidad de vida de colectivos minoritarios y marginalizados. Sin embargo, estos avances dados en las cámaras de Diputados y Senadores no reflejan una sociedad que en muchos aspectos sigue manteniendo una mirada resistente a acompañar a estos grupos e informarse sobre las situaciones que viven día a día.
Esto puede verse en el “Relevamiento sobre el tratamiento periodístico de femicidios, crímenes de odio LGBTIQ+ y desapariciones en la prensa digital cordobesa – Primer semestre 2022”, un estudio llevado a cabo por el equipo liderado por María Fernanda Bratti, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UNC. En este se investigó cómo los grandes medios de Córdoba retratan los femicidios y crímenes de odio acontecidos en la provincia, si es que siquiera aparecen dentro de sus páginas web.
Se analizaron las noticias presentes en portales como Cadena 3, DoceTV, La Voz del Interior, CBA24. La Voz de San Justo, El Diario de Carlos Paz, El Puntal de Río Cuarto y El Diario de Villa María. Especialmente, se hizo hincapié en la presentación de las notas, en qué sección se encontraban, qué identidades eran reveladas y qué tipo de lenguaje utilizaban. También se tuvo en cuenta el marco en que fueron contextualizados los hechos, lo cual incluye menciones a las distintas dimensiones de violencia que atraviesan el crimen.
El estudio encontró que los problemas presentes en las notas son varios y dejan una imagen no muy optimista sobre lo que ocurre a la hora de redactar. Es evidente que, en Córdoba, el periodismo todavía tiene un largo camino por recorrer. Para profundizar sobre esto, nos comunicamos con la líder del proyecto, quien aceptó responder nuestras preguntas.
Al hablar sobre los aspectos más sobresalientes de los resultados obtenidos, Bratti dijo: “Los hallazgos que se destacan son la falta de diversidad en las fuentes, […] solo se toma la fuente policial o judicial y la centralidad es en la víctima y no en el femicida”. Existe una preferencia por mostrar voces masculinas y determinadas como autorizadas debido a que pertenecen a las fuerzas de seguridad o al poder judicial. La explicación suelen darla hombres, mientras que las mujeres son relegadas a testimonios por parte de las vecinas o familiares de las víctimas, como se ve en la presentación del informe en la página web de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UNC.
La investigadora continuó mencionando como esta prioridad termina por generar una narrativa ”como la de una crónica policial”. Las características de la producción periodística detrás de los medios analizados produce mayoritariamente descripciones de los crímenes. Toda dimensión y problemática mayor que entre en juego no es abordada.
Cuando se le preguntó al respecto, la directora del informe adujo que su equipo entiende que esta falta de interés acerca de los contextos puede adjudicarse a la ausencia de la perspectiva de género en el ámbito: “Hablamos de la policialización de los femicidios. La perspectiva periodística es la misma que la que se tiene frente a un robo, un crimen por otras razones de delincuencia”.
Continuó explicando que incluso en los casos en los cuales se menciona que fue un femicidio, “el tratamiento de la prensa sigue siendo el de un crímen de índole doméstico”. Suele haber una fuerte centralización de la mirada sobre el cuerpo de las mujeres, siendo que son las identidades de las afectadas aquellas que suelen ser reveladas. Bratti aclaró que los femicidas apenas aparecen dentro de las noticias, con sus nombres apareciendo en apenas el 40% de los casos estudiados, frente al 89% correspondiente a las víctimas. En conjunto, el énfasis en la descripción y la propensión por mencionar a las mujeres atacadas pueden llevar a la revictimización de quienes sufrieron los crímenes, así como la de sus familiares.
Al respecto de los crímenes de odio contra la comunidad LGBTIQ+, el análisis nos pinta un panorama similarmente desalentador. La docente nos aclaró que, mientras que los femicidios son cubiertos por la prensa, “los crímenes de odio LGBTIQ+ no se visibilizan”. Le pareció en particular extraño que no haya mención de travesticidios, transfemicidios y lesbicidios.
Este escaso tratamiento es de importancia pues lleva a que se ignores situaciones como las que se dieron durante el año pasado, cuando se detuvo a dos personas trans que se encontraban protestando en busca de justicia por los travesticidios de Fátima Belén Barrios y Victoria Núñez.
A años de la aprobación de leyes que promueven la protección de derechos y la inclusión e intentan evitar los discursos de odio y la violencia simbólica, el periodismo de Córdoba es evidencia de que estos avances no se cimentaron. Las noticias sobre femicidios y crímenes de odio son encaradas como una crónica policial y se evita la mención de cualquier elemento sistémico que influya en los hechos narrados. La falta de perspectiva de género lleva a la revictimización a la hora de escribir sobre las mujeres afectadas, y la falta de información sobre los crímenes contra la comunidad LGBTIQ+ invisibiliza un colectivo ya de por sí en los márgenes de la sociedad.
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