Por Wendy Gudiel
El tratamiento contra el VIH era denominado con anterioridad “cóctel” por tratarse de una mezcla tóxica de hasta 20 pastillas para obtener efectividad.
El Tratamiento Antirretroviral (TARV) promovido mediante campañas por el Ministerio de Salud de la Nación y diferentes organizaciones independientes brinda seguridad en la vida sexual y sociabilidad cotidiana de las personas con VIH (PcVIH) o seropositivas.
El TARV ha reivindicado un trato igualitario de los seropositivos en cuanto al respeto a la integridad y autonomía, salud y atención médica integral.
El TARV ofrece una disminución de la carga viral hasta niveles indetectables, permitiendo que la persona seropositiva pueda tener relaciones sexuales sin transmitirlo a otras personas.
Las personas que no viven con VIH conocen poco las características de este tratamiento. Fundación Huésped, una organización argentina sin fines de lucro, busca el control de las enfermedades desde el derecho a la salud y, difunde sobre el TARV su consistencia en la combinación de diferentes fármacos que cumplen distintas funciones y que, “gracias a la investigación, estos tratamientos se fueron simplificando. “La organización asegura que actualmente se emplean esquemas comprimidos, mucho más efectivos y seguros”. Al día de hoy afirman: “una pastilla por día puede combinar varios fármacos con mayor eficacia.”
Como parte de una campaña científica sólida se promueve el diagnóstico a tiempo y el inicio del TARV inmediatamente.
El tratamiento administra la estabilidad en los anticuerpos (linfocitos CD4) presentes en la sangre. Es una ingesta de pastillas crónica (diaria), que permite que las PcVIH luego de seis meses, tengan una presencia viral en la sangre igual a CERO; permitiendo que puedan tener contacto directo con parejas sexuales y no transmitir VIH, incluso sin el uso de preservativos. Con la posibilidad negativa de que si se suspende un día el tratamiento, las cargas virales elevadas regresen y deban comenzar la ventana de seis meses preventivos nuevamente.
Del avance anterior nace la campaña Indetectables=Intransmisible (I=I), promovida en Argentina y en otras partes del mundo como estrategia por parte de organizaciones como ONUSIDA, OPS y OMS. Los creadores de la campaña sostienen que con información de calidad y actualizada es posible lograr una concepción positiva sobre el virus, tomar decisiones sobre el propio cuerpo y la vida sexual. “Los seropositivos I=I escogerán a quiénes, cuándo y cómo hablarles de su vivencia”, como parte de las directrices de la campaña evidenciadas dentro del portal web Ministerio de Salud-Argentina.gob.ar.
El Programa Sexualidades y Educación Sexual de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, en conjunto con la Red de Jóvenes y Adolescentes Positivos (RAJAP, una asociación civil formada por personas de entre 14 y 30 años que viven con VIH presentaron este 22 de marzo las cartillas “VIHsibilizar” y “Vivir con VIH es Político”. Ambas cartillas promueven un primer acercamiento con el VIH, con las dudas que sobre el VIH tengan los jóvenes, intenta aclarar confusiones y dar cuenta de realidades dentro de este contexto. Para eso toma en cuenta puntos claves como: experiencias vividas por PcVIH y su relación con el TARV y el
I=I. Las cartillas fueron escritas por Gonzalo Valverde, activista seropositivo y miembro de “Act-Up Argentina. Capítulo Córdoba”.
En la cartilla “Vivir con VIH es Político”, Daniel Tortosa, docente de la Facultad de Artes de la UNC (PcVIH desde los 26 años) expone su reacción ante el I=I con las siguientes palabras: “Cuando yo me enteré de indetectable=intransmisible fue una linda noticia. Empecé a llamar a mis amigos, lo hablé con compañeros sexuales y con otra gente. Si yo tengo oportunidad, es un tema del que hablo y desburrás gente también. A nivel popular creo que se sabe que hay pastillas, que es una enfermedad crónica, ya pasó de eso que fue tan terrible, discriminatorio y espantoso cuando todas las semanas se moría uno, ahora nada que ver.”
Desde el 31 de agosto de 2022 se estiman que en Argentina viven 164,977 personas con VIH. El 70% de ellos se atiende públicamente con el Tratamiento Antirretroviral desde el Sistema de salud público (TARV). Las cifras están confirmadas en el Boletín N° 39 Respuesta al VIH y las ITS en Argentina del Ministerio de Salud Argentina.
Por las organizaciones activistas en campañas sobre VIH y personas seropositivos se ofrece a este medio un estimado del 10% dentro de las personas que llevan el tratamiento antirretroviral diariamente que no ha conseguido una absolución total del virus en la sangre, tomando la temporalidad desde la base de la ciencia médica como condicionante para que sea posible alcanzar el I=I.
Hay múltiples experiencias de transmisión y adaptación al TARV, no todos se atreven a contar la suya a causa de la discriminación y los estigmas. Es por esto que los activistas promueven compartir vivencias en reuniones y a través de las cartillas informativas como estrategia de integración social.
Un caso es el de la joven cordobesa de 27 años, Florencia Ceballos, diagnosticada con VIH en 2019. “Fui informándome yo sola con los médicos y las organizaciones activistas de VIH. Lo que aprendí en el secundario es lo básico. Por eso es importante la ESI en las escuelas. La información es importante para derribar mitos, estigmas y discriminaciones en todos los ámbitos en general incentivando mayor atención desde temprana edad que reduzca la concepción negativa en las nuevas generaciones a partir del conocimiento” comparte Ceballos.
En detalle, Valverde, activista de “Act-Up” Argentina explica que antes de 2015 no era necesario que una persona tomara el tratamiento si tenía más de 500 linfocitos C4D (presentes en el sistema inmunitario, un tipo de glóbulo blanco que combate infecciones). En tal sentido, explica que en aquellas condiciones el inicio de un tratamiento “era una elección”.
Explica que se recomendaba el tratamiento si el nivel de linfocitos CD4 se encontraba entre 250 y 500. Que aún el énfasis o insistencia en que la persona debía empezar el tratamiento era mayor cuando el nivel de CD4 era de 250. “Luego se empezó a medicalizar a toda persona con diagnóstico que accediera al tratamiento de forma voluntaria”, recordó.
La ONUSIDA, aspira que en el año 2030 se complete el plan “95-95-95”, haciendo énfasis en las cifras mundiales. Es decir, que el 95 % personas diagnosticadas estén en un 95% bajo tratamiento y que de ellas el 95% de personas tengan una carga viral indetectable.
Valverde también hace énfasis en que el I=I es una herramienta que contribuye a terminar con miedos, prejuicios y estigmas, pero que no todos tienen la posibilidad de llegar a ser indetectables. ”De cierta forma esto es un privilegio”, opina en relación con diferentes derechos básicos que se deben cumplir para llegar a ese objetivo.
Organizaciones, seropositivos y personas apoyan la lucha mediante la consigna: ”No hace falta vivir con VIH para luchar juntes”, reclaman y exigen una cura médica y una cura social al estigma de discriminación.
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