En la ciudad de Buenos Aires ya se comenzó hacer uso de las impresoras 3D en los colegios técnicos.
Hace algunos años, el mercado de las impresoras 3D hizo y continúa haciendo su aporte para el avance de la tecnología, creando objetos de otros materiales (plásticos, resinas) y dispositivos más pequeños y más económicos. Los primeros rubros en incurrir en este nuevo mercado han sido la medicina, fábricas de matrices, diseñadores y hasta joyeros, pero la propuesta se renueva con la implementación de esta tecnología en las aulas.
Kikai Labs, una de las firmas argentinas que se dedica a la fabricación local de impresoras 3D, le vendió 78 impresoras al gobierno porteño, después de ganar una licitación para equipar los colegios técnicos de la ciudad de Buenos Aires; según uno de sus fundadores, Marcelo Ruiz Camauër, “pedirá pronto muchas más, una para cada colegio por lo menos”.
Equipando las escuelas con la tecnología de las impresoras 3D, Ruiz Camauër aseguro que “Las impresoras podrán ser utilizadas en materias como taller, diseño, todo lo parecido a ingeniería, pero usadas correctamente son también de interés en artes, biología, física y programación. Los alumnos podrán diseñar algo en pantalla y materializarlo. Hacer inventos e implementarlos fácilmente. Es una herramienta más accesible tanto en precio como en conocimientos necesarios para operarla, que permite hacer una variedad de objetos complejos antes imposibles de hacer a nivel taller de un secundario.”
Los talleres de capacitación para docentes resulta un espacio fundamental para sacar provecho de estos equipos.
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