Uno de los sueños compartidos por la mayoría es el trabajar de lo que a uno le apasiona, y si esto nos permite viajar a diferentes lugares, ese trabajo se vuelve cada vez más placentero. Con este sueño como meta empezó Luis López en sus primeros años de teatro. El actor porteño/cordobés hoy situado en México nos cuenta el descubrimiento de su pasión por la actuación y cómo llegó poco a poco a ejercer esta pasión como trabajo y viajar con ello.
En junio del 2018 Luis se toma un vuelo con un pasaje sólo de ida hacia México en donde al cabo de unos pocos meses comenzó a dar clases de teatro en un colegio de la isla de Cozumel y a hacer pequeñas presentaciones con su monólogo teatral de tango.
Todo comenzó con la llegada del actor a Córdoba en 2008 en búsqueda de trabajo y nuevas oportunidades. En este nuevo comienzo, tras dejar atrás a toda la familia y estar lejos de sus raíces, comenzó también una búsqueda interior que lo llevó a su reencuentro con el teatro.
Sus primeros comienzos actorales por los años 90 en un colegio de mataderos, volvieron a renacer en Córdoba tras un nuevo proyecto en el lugar donde tomaba clases llamado La caracola. Éste proyecto de “los caracoles y el tiempo” dedicado primeramente a niños, luego fue tomando forma, hacia una un teatro con compromiso social, “ Creo que el teatro lleva en la sangre el compromiso con el otro, desde hacerle pasar un buen rato hasta exteriorizar lo que lleva adentro y reflejarlo en el escenario” nos dice Luis.
El éxito de este proyecto que comenzaba a hablar de Cortázar y de la importancia social que le damos al tiempo, llevó a Luis y a su grupo teatral a recorrer distintas ciudades de Córdoba, “ Creo que desde ahí comenzó para todos la idea y el vislumbramiento de viajar con el teatro” nos comenta al respecto Romina, compañera de este proyecto.
Con esta idea en la cabeza y las nuevas oportunidades que le brindó su posterior formación como profesor en la facultad provincial de artes Roberto arlt, Luis decidió dejar su trabajo como comerciante arriesgándose a vivir del teatro, dando clases y participando de nuevos proyectos que, gracias a el esfuerzo y la dedicación, fueron presentados repetidas veces en “la noche de los teatros” y premiados.
Sin embargo todo esto, relata Luis, era apenas la preparación al gran paso de “trasladar esta pasión hacia nuevos destinos”.
Así fue como, en junio del año pasado cerca de su cumpleaños número 30 y después de muchos riesgos tomados, llegó el día de tomar el riesgo más grande el cual, según Luis, conjugaba dos de sus sueños de toda la vida, el viajar y conocer nuevos lugares y el que su trabajo no signifique un peso o “tortura”.