Soledad Ceballos, del Área de Género del Club Atlético Belgrano nos contó sobre la consolidación y efectos de los avances en materia de derechos.
Bajando por la Costanera, pasadas ya la Vieja Usina, los murales que adornan las paredes que bordean el río Suquía comienzan a mostrar mucho color celeste. Se avanza por debajo de un puente pintado con fotografías de la hinchada e imágenes referentes a Belgrano. Inmediatamente a la izquierda, puede verse un mural celebrando el Cordobazo, con Agustín Tosco a la cabeza.
El recorrido no termina allí. Ya en Alberdi, es fácil encontrarse con pintadas que muestran a Arturo Orgaz, abogado socialista y uno de los ideólogos de la Reforma Universitaria. Sobre la Orgaz, junto al mural de Rodrigo, puede encontrarse un mosaico de la Pepa Gaitán, víctima de lesbocidio, llevado a cabo hace años y que bajo su nombre lee: “Hincha pira7a”.
Históricamente, y partiendo de su ubicación entre barrios populares, Belgrano ha tenido un vínculo muy importante con la labor social. No es extraño, entonces, que hoy se continúe trabajando sobre esta línea, siendo el Área de Género uno de los espacios que aportan a esta tarea. A través de ella, la institución ha acompañado movilizaciones por el 8M, entregado los primeros carnets de socies con nombre y género autopercibidos, apoyado un crecimiento en el fútbol femenenino que no ha parado de traer títulos y más.
En vista de poder profundizar sobre los avances efectuados en esta área, nos comunicamos con Soledad Ceballos para que respondiera preguntas sobre la concepción, el funcionamiento y los resultados que han visto sobre la vida institucional y deportiva de Belgrano. Con carácter amable e incluso bromeando sobre la excesiva cantidad de cosas que podía llegar a contar, nos invitó a conocer el recorrido de la institución a través del reconocimiento de hinchas, socies y deportistas.
¿Por dónde comenzar si no es por el inicio de todo? El Área de Género dentro del club, según nos dijo, se dio a través de la unión de socias, hinchas y trabajadoras del club junto con la organización Red Belgrano Femenista. Se buscaba pasar de generar propuestas en espacios cercanos a la institución a desarrollarlas dentro de ella. Continuó: “Nos parecía que era necesario tener una pata más institucional y que se pudiera gestar desde adentro esta intención de poder pensar los clubes desde una perspectiva de género”.
Todo esto fue necesario para poder avanzar sobre las bases sociales de las cuales tanto se enorgullece el ámbito pirata. Lograr establecer el Área de Género fue poder hacer “honor a su historia, compromiso y mirada política de la realidad”. Era un objetivo importante el poder estar a la altura de las circunstancias y entender que aquellas mujeres que dieron inicio al espacio no podían darse el lujo de no pensar a Belgrano desde una perspectiva feminista.
Ya a la hora de establecer objetivos particulares con los cuales comprometerse, se buscó generar cambios a través de instancias de capacitación y sensibilización y acciones que lograsen posicionar al club en un lugar de desafío constante. Se necesitaba de actividades que tuvieran incidencias no solo puertas adentro, sino también “entre trabajadores y trabajadoras, deportistas, socies e hinchas”.
Ante la importante labor que se propusieron atender, es normal preguntarse cuáles son los resultados de la misma. En primera instancia, lo más vistoso puede llegar a ser el plantel de fútbol femenino, que en dos años de profesionalidad ha perdido un solo partido, empatado otro y hecho 284 goles a favor contra 16 recibidos. Tras un campeonato de Primera C, uno de Primera B y lograr convertirse en el primer equipo cordobés que disputa la Primera División del fútbol femenino a nivel AFA, nos pareció lógico que la institución debe sentir orgullo.
Al planteárselo, Soledad nos respondió con entusiasmo: “Si, sin dudas. Todo orgullo, porque no habría que reclamar al femenino, ¿no?”.
Evitó mencionar la labor en cuanto a esta disciplina por parte de otros clubes. En parte por respeto a los procesos que sus hinchas, trabajadoras y jugadoras llevan a cabo en sus respectivas instituciones, y en parte por la importancia de mirarse a sí mismes. Siguiendo esta última línea dijo: “No hay nada para decir más que seguir celebrando el crecimiento exponencial que ha tenido, no porque recién se empiece a jugar, sino porque ha tenido mayor visibilidad, porque solamente han hecho el camino hacia adelante. La felicidad que eso genera es innegociable e impagable”.
Indudablemente, ha habido un importante desarrollo en esta materia que posiciona a Belgrano como pionero en Córdoba y el interior del país. Sole compartió esta sensación, añadiendo que esta experiencia allana el camino para otros clubes y jugadoras. Se logró “mostrar que es viable, que es posible, que hay una definición institucional también para que suceda”.
Agregó que habrá que ver las particularidades de cada caso a la hora de abrirle las puertas al fútbol femenino y recordó la importancia de que se acompañe con torneos a nivel provincial y nacional. Cerró aclarando que la discusión de cómo debe darse y apoyar este desarrollo es larga y requiere de otros esquemas de análisis.
Sin embargo, esta gran movida por parte de Belgrano, sus jugadoras y su gente no debe eclipsar logros de igual importancia que suman constantemente a la inclusión. Entre ellos encontramos el reconocimiento del trabajo de Rosario Soria a la hora de fundar el club allá en 1905, el acercamiento a las Madres de Plaza de Mayo para colaborar con la búsqueda de nietes, la apertura de las instalaciones a actividades que fomenten y difundan la realidad de diversos colectivos o, como el reciente encuentro “Un Papel No es la Felicidad”, que atiendan a problemáticas como la adicción.
Ante la pregunta sobre el impacto que el Área de Género ha tenido sobre la institución, Soledad respondió con humildad: “No sé si soy yo quien puede dar esa respuesta. Tal vez debería buscarse entre otras trabajadoras, otros trabajadores, otres trabajadores”. Sin embargo, es su parecer que se ha aportado, y el que se mantenga un área que se reconoció durante la gestión anterior, en un contexto particular, y que sobrevivió a la pandemia y sus dificultades demuestra que existe un resultado positivo. “Vemos a muchas más en los partidos, en la cancha y en las tribunas y eso es un buen termómetro, me parece”.
El fútbol tiene cierto folklore machista, homófobo y xenófobo que es complicado de decontruir. A veces pareciera que la pasión resulta inmune a tales intentos por lograr un avance lógico en algo que, para varias personas, no puede explicarse ni entenderse. Sin embargo, esto pareciera terminar siendo más una excusa que perpetúe ciertos comportamientos más que un análisis basado en experiencias reales. La respuesta de Sole sobre si era posible vivir una pasión que escape de estas lógicas fue muy clara: “Si, ninguna duda y mil pruebas de que es posible. Es posible, es viable, es necesario, es urgente”. Aún en un clima como el de Belgrano, donde no caben explicaciones, puede desarrollarse este tipo de debates.
Esto no significa que no haya resistencias. Las hubo, hay y habrá como en cualquier ámbito de la vida cuando se buscan cambios ante el paradigma vigente. Soledad explicó que están presentes en los clubes, pero que el superarlas es un desafío con el cual debemos comprometernos.
“Hay una hermosa mezcla entre esto de desafiarnos, estando a la altura de las circunstancias en materia de perspectiva de derechos humanos, y avanzar en esa línea, entenderlo en el término propio de lo futbolero, de la cancha y del folklore futbolero, que históricamente ha sido un ámbito masculino, masculinizado y masculinizante pero que sin dudas estamos transitando como un momento histórico muy poderoso que nos lleva a discutirnos y desafiarnos. Me parece que no podría construirse de otro modo si no es de manera apasionada, ¿no? Apasionada, pero con cabeza y corazón puestos ahí”.
Luego de concluir con este último comentario, volvió a bromear sobre la cantidad de información que nos había transmitido. Dijo que quizá deberíamos reproducirlo al doble de la velocidad normal, como si fuera un audio que escuchamos por el teléfono. La amabilidad con la que nos aceptó y realizó la propuesta refleja una apertura por parte de Belgrano que ha alegrado a hinchas y deportistas por igual.
Lo que nos contó muestra que el camino hacia la inclusión de grupos antes apartados del deporte no solo es posible, sino que es un aspecto en el que ya han habido éxitos. El fútbol y la ampliación de los colectivos que participan en él no son conceptos excluyentes el uno del otro. Por el contrario.
El deporte tiene un inmenso potencial a la hora de cerrar brechas sociales. Es un fenómeno en el que participan miles de personas unidas por sentimientos que a veces sentimos escapan de toda lógica. Entonces, ¿qué mejor que ver a aquelle que ha sido alienade entrando en contacto con estos espacios?